A New Caudillismo Sweeping the World’s Governance Systems?

We just started the third decade of the 21st Century.  No doubt there has been progress and far-reaching transformations  just in the last two decades in technology, communications, medicine, space exploration, and travel.  Yet, one area that still poses challenges is progress in democratic governance.  As still unresolved challenges such as poverty, inequality, discrimination, racism, conflict, and hunger, persist, the effect of democratic governance is being called into question.  While these challenges facing governance are not necessarily new, today they are stronger and more pressing than in the past.  Similarly, the relationship between government and citizens is evolving, as political communities have multiplied identities, needs, and aspirations.  Moreover, demographic shifts, climate change, and socioeconomic transitions have  structured a complex governance matrix, with new political attitudes, some old, others new.  A key emerging challenge is the business of governing societies that are constantly evolving.  While a more democratic wave of government swept the latter part of the 20th century and spread hope into the third decade of the 21st century, today whole societies are struggling to sustain static models of democratic governance and are sliding into more authoritarian models of governing. The non-democratic risks of a century ago remain today alive and well, and they have re-emerged in multiple ways, undermining collective interests, institutional mechanisms, and citizen representation and participation.  The current unwavering trend at the start of a new decade of a new century begs the question; is the one-man tradition of control, once observed only in fewer places and thought to have been mitigated, now part of a wider political parlance across the world’s governance systems?  

¿Un Nuevo Caudillismo Invadiendo los Sistemas de Gobernabilidad del Mundo?

Recién comenzamos la tercera década del siglo XXI. Sin duda, ha habido avances y transformaciones de gran alcance solo en las últimas dos décadas en tecnología, comunicaciones, medicina, exploración espacial y viajes. Sin embargo, un área que todavía plantea desafíos es el progreso en la gobernabilidad democrática. A medida que persisten desafíos aún no resueltos como la pobreza, la desigualdad, la discriminación, el racismo, los conflictos y el hambre, se cuestiona el efecto de la gobernabilidad democrática. Si bien estos desafíos que enfrenta la gobernabilidad no son necesariamente nuevos, hoy son más intensos y urgentes que en el pasado.  De manera similar, la relación entre el gobierno y los ciudadanos está evolucionando, ya que las comunidades políticas han multiplicado las identidades, necesidades y aspiraciones. Además, los cambios demográficos, el cambio climático y las transiciones socioeconómicas han estructurado una matriz de gobernabilidad compleja, con nuevas actitudes políticas, algunas viejas, otras nuevas. Un desafío emergente clave es el negocio de gobernar sociedades que están en constante evolución. Mientras que una ola de gobierno más democrático barrió la última parte del siglo XX y difundió la esperanza, en la tercera década del siglo XXI, hoy sociedades enteras viven bajo modelos estáticos de gobernabilidad democrática que se deslizan hacia modelos de gobierno más autoritarios. Los riesgos no democráticos de hace un siglo siguen vivos hoy y han resurgido de múltiples formas, socavando los intereses colectivos, los mecanismos institucionales y la representación y participación ciudadana. La actual tendencia inquebrantable al comienzo de una nueva década de un nuevo siglo plantea la pregunta; ¿Es la tradición de control de un solo hombre, que antes se observaba solo en algunos lugares y se pensaba que había sido mitigada, ahora parte de un lenguaje político más amplio en los sistemas de gobernabilidad del mundo?