En septiembre de 2018, en el contexto del 73º debate general de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el Secretario General de la ONU dio a conocer la Estrategia Juventud 2030, la cual refleja el nuevo compromiso de la ONU de trabajar con y para los jóvenes. La estrategia será un marco general para guiar a las Naciones Unidas a través de los tres pilares de la estrategia (paz y seguridad, derechos humanos y desarrollo sostenible). La Estrategia Juventud 2030 ha priorizado cinco objetivos: 1) amplificar las voces de los jóvenes para la promoción de un mundo pacífico, justo y sostenible (compromiso, participación y promoción); 2) apoyar el mayor acceso de los jóvenes a servicios de educación y salud de calidad; 3) apoyar el mayor acceso de los jóvenes al trabajo decente y al empleo productivo; 4) proteger y promover los derechos de los jóvenes y apoyar su compromiso cívico y político; y 5) apoyar a los jóvenes como catalizadores de la paz y la seguridad y la acción humanitaria.
La Estrategia Juventud 2030 también resalta la importancia de la rendición de cuentas (accountability) y la transparencia, ya que está alineada con una prioridad de la agenda de desarrollo internacional, que es promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas reflejadas en el #ODS16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG). A través de su Estrategia Juventud, la ONU busca convertirse, entre otros, en un “Líder en Rendición de Cuentas” para los asuntos de políticas juveniles. Esto implica que las entidades de la ONU aborden con éxito los problemas de la juventud a través de su programación; involucren de manera efectiva y significativa a los jóvenes en su trabajo; y hagan un seguimiento de las asignaciones presupuestarias y los gastos. Si bien este es un paso en la dirección correcta, la clave para garantizar las cinco prioridades de la estrategia para la juventud mencionada anteriormente es promover la rendición de cuentas y la transparencia en las políticas públicas en los países donde viven los jóvenes. Entonces, cómo localizar las estrategias para fortalecer rendición de cuentas y la integridad con y para los jóvenes, es clave.
Juventud y Gobernabilidad Democrática
La evidencia muestra que los jóvenes desempeñan un papel clave en la construcción y el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática. Como grupo, tienen un potencial transformador único para cambiar y reformar la política y la gobernabilidad democrática para que sean más inclusivos, representativos y mejoren su rendición de cuentas. Por otro lado, uno de los pilares de la gobernabilidad democrática es la rendición de cuentas(accountability), ya que es tanto un fin como un medio para que los líderes electos rindan cuentas. El monitoreo sistemático y continuo de las políticas públicas y desempeño ético, genera demandas de rendición de cuentas a los gobiernos elegidos democráticamente. Los ciudadanos pueden complementar los controles internos y otros mecanismos institucionales (rendición de cuentas horizontal) que se establecen para que los funcionarios públicos y electos rindan cuentas, y, a través de su demanda (rendición de cuentas vertical), promover y exigir rendición de cuentas en acciones, decisiones y políticas públicas.
Cuando se juntan los ámbitos de juventud y rendición de cuentas, en teoría hay una armonía perfecta y una sinergia natural a favor de la gobernabilidad democrática. No hay duda de que los jóvenes pueden ayudar a construir un futuro mejor, y que tienen el potencial de ser los moldeadores y líderes de ese mejor futuro. Los 1.8 billones de jóvenes en el mundo hoy, son la población juvenil más grande en la historia y el 90% de los jóvenes viven en democracias jóvenes o países que aún están tratando de consolidar las prácticas de gobernabilidad democrática. En muchos casos, estos jóvenes son la primera generación en sus respectivos países en haber vivido la mayor parte de sus vidas, si no todas, bajo una forma democrática de gobierno. Además, la mayoría de estos países recientemente democráticos y / o en transición han logrado avances significativos en el desarrollo humano. Para los jóvenes, esto ha sido crucial para sus perspectivas y aspiraciones. Sin embargo, los jóvenes continúan siendo los más afectados por las altas tasas de desempleo, las oportunidades educativas limitadas, el bajo desarrollo de habilidades y otros desafíos (ver #YouthStats). Claramente, quedan por responder algunas preguntas: ¿Hasta qué punto los jóvenes se están beneficiando del progreso en desarrollo humano? ¿A qué retos se enfrentan? ¿Qué políticas existen a nivel nacional y local para abordar estos desafíos? ¿Qué se puede hacer en los países para incluir a los jóvenes en procesos de visión, planificación y toma de decisiones? ¿Cómo promover la participación juvenil en las actividades de rendición de cuentas e integridad?
La gobernabilidad democrática se basa en la inclusión. Sin embargo, la representación no garantiza necesariamente la inclusión, en particular porque los jóvenes están en gran medida excluidos de las instituciones representativas. Además, los hallazgos de la investigación de la Encuesta Global de Valores (World Value Survey) realizada entre 2010 y 2014 muestran diferencias significativas en la participación electoral entre las personas de 25 años o menos y las de 26 años o más. De acuerdo con los datos de la Encuesta Global de Valores de 2010-2014, solo el 43.6% de las personas de 18 a 29 años respondieron que “siempre” votan (versus al 59.1% de la población total), y solo el 4.1% eran miembros activos de un partido político (5 % el promedio total). Asimismo, los jóvenes tienden a desconfiar de la política en general y de los partidos políticos. Los datos de la Encuesta Mundial de Valores también revelaron que la membresía de jóvenes en partidos políticos era particularmente baja en Europa y América del Sur (1,8% y 1,5% respectivamente). Las Gráficas 1-3 a continuación, muestran algunas de estas tendencias.
La pérdida de confianza en los políticos entre los jóvenes es particularmente dañina para la gobernabilidad democrática, ya que moldea las actitudes y percepciones hacia las instituciones democráticas. La evidencia de todo el mundo muestra que los jóvenes creen cada vez más que los funcionarios electos no tienen en mente sus intereses y, por lo tanto, se refuerza su propia creencia de que no tienen la capacidad de exigir cambios. Los jóvenes no son un grupo homogéneo, pero en general la evidencia muestra que son más vulnerables a la exclusión y la desigualdad que otros grupos. A su vez, la exclusión y la desigualdad socavan las oportunidades de los jóvenes para participar en las dimensión económica, social y política.
A pesar del enorme potencial y las crecientes oportunidades, los jóvenes enfrentan numerosos desafíos. Sin embargo, con el apoyo de políticas e intervenciones apropiadas y con sus propios esfuerzos, los jóvenes pueden superar estos desafíos. La distribución por edades de la población en muchos países alrededor del mundo muestra un bono demográfico, que implica un mayor porcentaje de personas jóvenes en el total de la población. No aprovechar el potencial de este importante segmento de población juvenil significaría renunciar a oportunidades sustanciales para mejorar no solo el desarrollo, sino también la gobernabilidad democrática y la rendición de cuentas.
Si bien la evidencia muestra que los jóvenes generalmente no votan en grandes cantidades en las elecciones nacionales y locales, han sido un medio importante de expresión política. Los jóvenes han estado a la vanguardia de muchos movimientos políticos emergentes que exigen rendición de cuentas, muchos de los cuales se han centrado en temas relacionados con la desigualdad y la inclusión. Los avances en la tecnología y las redes sociales han facilitado la movilización entre los jóvenes, sin embargo, no han sustituido la participación institucionalizada y activa que es vital para la resiliencia y la renovación democrática. La participación cívica y social es un componente clave del involucramiento juvenil, ya que empodera a los jóvenes y les permite ejercer la ciudadanía, desarrollar habilidades para la vida, establecer redes y mejorar su conocimiento y experiencia para navegar en procesos de gobernabilidad democrática complejos y multidimensionales. Los jóvenes participan activamente en la vida social en muchas áreas a través de organizaciones de la sociedad civil, universidades, programas juveniles, iniciativas dirigidas por jóvenes y voluntariado individual y colectivo.
La Rendición de Cuentas como Fin y Medio
Uno de los medios para obtener respuestas, identificar desafíos y crear soluciones sostenibles para los jóvenes es precisamente la rendición de cuentas, que puede considerarse como un medio y un fin para mejorar el desempeño democrático institucional. En la práctica, la rendición de cuentas depende tanto de la participación ciudadana como de la capacidad de respuesta del gobierno. El mecanismo de rendición de cuentas más típico es una elección, por la cual los ciudadanos pueden seguir votando por aquellos que representan adecuadamente y responden a sus necesidades, y/o sancionan a quienes no lo hacen. Sin embargo, las elecciones son a menudo mecanismos de rendición de cuentas extremadamente indirectos y menos eficaces, ya que no permiten a los ciudadanos evaluar el desempeño del gobierno más regularmente. Mientras que el voto puede castigar a funcionarios públicos despidiéndolos de sus cargos, éste es menos eficiente en transformar un sistema de gobernabilidad que tolera e incluso a veces recompensa el mal desempeño. Las elecciones no son un mecanismo de rendición de cuentas suficiente para exigir que proveedores de servicios públicos y privados rindan cuentas, y tampoco sirve como un mecanismo regular de retroalimentación. Además, en las últimas décadas, existe una creciente preocupación por la disminución de los niveles de participación de los jóvenes en las políticas electorales, por lo que las elecciones podrían no ser la mejor manera de hacer que los encargados de hacer políticas públicas y funcionarios electos rindan cuentas.
Tradicionalmente, los esfuerzos para abordar problemas de rendición de cuentas se han centrado en mejorar y/o fortalecer el “lado de la oferta” de la gobernabilidad democrática. Por lo tanto, los diferentes poderes y niveles de gobierno juegan un papel importante en asegurar el control y equilibrio de poderes políticos. Del mismo modo, los procedimientos administrativos y controles internos, los requerimientos de auditoría (interna y externa) y la aplicación de la ley (a través de contralorías, tribunales y la policía) han sido utilizados como medios y enfoques de arriba hacia abajo-para mejorar la rendición de cuentas. El énfasis bajo este enfoque está en las instituciones del Estado y su interacción dentro y entre ellos (rendición de cuentas horizontal). Recientemente, se ha prestado mayor atención a mejorar el “lado de la demanda” de la gobernabilidad democrática. Es decir, fortalecer la voz y la capacidad de los ciudadanos para exigir directamente una mayor rendición de cuentas por parte de los funcionarios públicos y proveedores de servicios. El énfasis en este enfoque está en los actores fuera del Estado, quienes ejercen control y vigilancia a actores gubernamentales dentro de los tres poderes del Estado y a nivel nacional, regional y local (rendición de cuentas vertical). Esto incluye a la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales, así como a medios de comunicación independientes, organizaciones de control, y centros de investigación influyentes y/u organizaciones de investigación. Por lo tanto, las iniciativas para mejorar la habilidad de los ciudadanos y grupos de interés de interactuar estratégicamente con funcionarios públicos y legisladores (diseñadores de políticas), de una manera más informada, directa y constructiva, han estado recibiendo más atención y apoyo. Aquí cruzan la rendición de cuentas y los jóvenes.
Sin embargo, todavía no hay evidencia suficiente para asegurar la causalidad automática entre mejores y sostenidos resultados y esfuerzos de rendición de cuentas con jóvenes. De la limitada evidencia que está disponible, en el mejor de los casos, podemos decir que si bien existe un amplio apoyo por parte de donantes y gobiernos, los resultados de desarrollo para los jóvenes producto de mejoras en la rendición de cuentas son aún limitados, mixtos, específicos del contexto y sujetos a interpretación. Los estudios de casos sugieren que la participación de los jóvenes en actividades de rendición de cuentas puede mejorar los procesos de políticas públicas, planificación, presupuestos y programas con mejor información y eficacia. Los resultados también pueden verse afectados negativamente si el apoyo no es inclusivo y / o el entorno propicio sigue siendo limitado para promover mecanismos de rendición de cuentas. Esto incluye intervenciones tanto formales como informales para facilitar el involucramiento de los jóvenes y fomentar una mayor receptividad por parte del gobierno.
Desarrollo de Capacidades para Jóvenes en Rendición de Cuentas e Integridad
Si bien se han adoptado diversas estrategias para promover la rendición de cuentas y la integridad, la participación de los jóvenes puede marcar una gran diferencia. Muchos jóvenes tienen el deseo y la capacidad de transformar el mundo y tienen un potencial para influir positivamente en los futuros esfuerzos anticorrupción. Como la nueva generación de políticos, empresarios y actores de la sociedad civil, los jóvenes tienen un papel importante que desempeñar para llevar una nueva cultura de rendición de cuentas e integridad a todos los niveles de la sociedad. Como argumentaron la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) y otros, construir una cultura de integridad en la sociedad comienza necesariamente con la educación de los jóvenes. El conocimiento, las habilidades y los comportamientos que adquieren ahora darán forma al futuro de su país y ayudarán a defender la integridad pública y la rendición de cuentas, que son esenciales para prevenir la corrupción. Por lo tanto, invertir en el liderazgo juvenil y desarrollar sus capacidades es crucial para detectar, prevenir y combatir la corrupción de manera efectiva.
He estado trabajando por más de una década con colegas y organizaciones para diseñar e implementar estrategias de empoderamiento adecuadas para que los líderes y emprendedores juveniles creen conciencia sobre la corrupción y la forma en que socava las sociedades democráticas, y al mismo tiempo desarrollen su capacidad para luchar contra la corrupción y promover la integridad y la rendición de cuentas como elementos disuasorios de la corrupción. Como tal, he llegado a valorar tales actividades de capacidad como una inversión. Una estrategia integrada y completa en materia de rendición de cuentas e integridad debe incluir, desarrollar las capacidades de los jóvenes para comprender qué constituye un comportamiento ético, cómo reconocer la corrupción, cómo vivir personalmente una vida modelo de integridad, cómo tomar decisiones éticas y cómo relacionarse con otros para luchar contra la corrupción.
Lo que aprendí es que una cultura arraigada en el imperio de la ley se fomenta mejor durante los años formativos cuando todavía hay espacio para fortalecer valores. Los esfuerzos de creación de capacidades proporcionan una plataforma para reflexiones intergeneracionales sobre el flagelo de la corrupción y sus diversas manifestaciones que apuntan a un déficit de gobernabilidad democrática. Además, la evidencia sugiere que hay tres razones por las que es crítico que los jóvenes desarrollen sus capacidades en rendición de cuentas e integridad:
- Valor intrínseco para crear conciencia sobre los derechos de los jóvenes a participar en las decisiones que los afectan, y defender esos derechos;
- Valor instrumental para alentar la participación de los jóvenes en los procesos de gobernabilidad democrática debido al valor que le dan para mejorar los resultados de las políticas públicas y programas y la rendición de cuentas; y
- Valor cívico en el desarrollo de jóvenes ciudadanos activos para desempeñar un papel en la mejora de los medios de vida de la comunidad y para participar en los procesos de toma de decisiones y exigir la rendición de cuentas.
Además, los jóvenes son un ingrediente clave en el fortalecimiento de la rendición de cuentas y la integridad, ya que su participación agrega valor a los esfuerzos anticorrupción. Por ejemplo, su participación puede promover el cambio, incluido el cambio de comportamiento; puede llevar al desarrollo del capital social, mediante la adquisición de habilidades mejoradas, confianza y autoestima y una mayor conciencia de sus derechos; y puede llevar a políticas públicas y planificación, presupuestos, y conocimientos y gestión de programas más efectivos y con más información en relación con las necesidades, capacidades y aspiraciones de los jóvenes.
Sin embargo, el desarrollo de capacidades para los jóvenes en temas de rendición de cuentas e integridad no es una fórmula mágica. Depende del contexto, cuan inclusivos son los procesos de creación de capacidades (que incluya por ejemplo a niñas y mujeres jóvenes, minorías étnicas, jóvenes con discapacidades, jóvenes afectados por el VIH / SIDA) y un entorno propicio. En un próximo artículo académico sobre auditoría social y juventud, mi colega Terri-Ann Gilbert-Roberts y yo argumentamos que el principal desafío de la participación de los jóvenes a favor de la rendición de cuentas no es la apatía sino la capacidad, incluido el conocimiento de enfoques específicos que pueden ser aplicado a la formulación de políticas públicas en diferentes niveles del ciclo de políticas y en diferentes niveles de gobierno.
No solo existe un valor intrínseco, instrumental y cívico en la participación de los jóvenes en la gobernabilidad democrática y en los procesos de rendición de cuentas, ya que sus propias aspiraciones y esperanzas de un futuro mejor pueden proporcionar el ímpetu para mejorar las políticas públicas y los resultados, sino también porque la participación de los jóvenes en la política democrática desarrolla ciudadanos democráticos activos que pueden desempeñar un papel para asegurar un mejor futuro para ellos mismos. Lo más importante es el fortalecimiento de sus capacidades en rendición de cuentas e integridad es una inversión a largo plazo, ya que cuando envejecen como adultos pueden seguir apoyando y alentando la participación de los jóvenes en la gobernabilidad democrática y la formulación de políticas públicas. Los jóvenes pueden aportar optimismo, energía, vigor, diversidad e ideas frescas a las deliberaciones políticas, pero a través de la rendición de cuentas también pueden ser el vínculo estratégico en la cadena de valor de la gobernabilidad democrática responsable y en la generación de un ciclo virtuoso para una cultura de integridad y para la resiliencia y la sostenibilidad de la gobernabilidad democrática.